El título de la obra hace referencia a unos versos del poeta William Wordsworth que se comprenden al ver la película:
"Aunque no podamos tener de nuevo las horas
del esplendor en la hierba y de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
sino coger fuerzas de lo que hemos vivido".
Nos encontramos ante un verdadero melodrama en el que la línea argumental se centra en el imposible amor de dos jóvenes, Deanie ( Natalie Wood) y Bud (Warren Beatty). Tras este palnteamiento Elia Kazan y su guionista William Inge, muestran lo puritano, moralista y cerril de la sociedad norteamericana de los felices años 20. También apreciamos un catálogo de situaciones sociales, vínculos económicos y desarrollistas típicos de una economía en alza. El desencanto de los personajes centrales coincide con el de toda una generación que sufrirá, junto con la de sus padres, la cisis del 29, que aparece magistralmente tratada en la película.
La fuerza de la familia, de las convenciones sociales, de una moral rígida y de la evolución de un país se dejan ver en las ambientaciones y matices de esta gran obra cinematográfica.
No dejes de observar los rasgos diferenciadores de cada familia y su situación social, los elementos moralizantes en cuanto al sexo y las relaciones de pareja, la bonanza económica (se ha generalizado la compra de acciones en la sociedad, proliferación de automóviles, fiestas lujosas...) y la fórmula educativa en la que están inmersos los protagonistas.
Tras el visionado se hace necesaria una reflexión no sólo en lo referente a las cuestiones históricas, sino también a las personales. Esta es una obra que no deja indiferente y debemos analizar porqué.
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