El cine y la historia.
por Juan Laborda Barceló.
Desde el surgimiento del cine a finales del siglo XIX, hacia 1895, ha estado íntimamente ligado con la historia y con la representación de los momentos históricos más relevantes. Sobre este particular existen diversas tendencias que recogeremos a continuación y que tuvieron en la figura de Marc Ferro, con su Cine e historia, a uno de sus principales impulsores. La pionera obra de Ferro plantea la enorme necesidad de comenzar a utilizar el cine dentro del mundo histórico, desde la investigación, con obras documentales, al análisis de los momentos descritos y de realización. Ferro afirma que el historiador ha acudido durante mucho tiempo al cine como mero espectador y que tiene la obligación de actuar sobre ese documento del mismo modo que lo hace sobre otros.
“Contemplamos el film no como obra de arte, sino como producto, como imagen objeto, cuyas significaciones no se reducen únicamente a la cinematografía. El film no vale sólo por aquello que atestigua, sino por la aproximación socio-histórica que autoriza. Así se explica que el análisis no recaiga forzosamente sobre la obra en su totalidad, sino que puede basarse en extractos, examinar series, componer conjuntos. La crítica tampoco se limita al film, lo integra al mundo que le rodea y con el que necesariamente comunica.”[1]
Como sabemos a medida que se ha ido acercando el final del siglo XX el debate sobre el uso de las imágenes, tanto para la prensa, como para la historia o la didáctica, ha cambiado radicalmente. La imagen ha triunfado en la sociedad, pero a la vez se ha dado un axioma que es un retroceso. Aquel principio de “la imagen no miente”, tomando el relevo de lo escrito y que cada día la pantalla televisiva trae hasta nuestros hogares como si fuera una ventana es, cada vez, y de forma lógica, más discutida. La imagen no tiene porqué corresponder a la verdad. [2]
Todo parece indicar que como documento el cine ha conseguido ganar la partida. Del mismo modo ocurre en los países anglosajones, mientras que en Francia, Italia, Rusia o España aún hay que realizar esfuerzos en este sentido. Es relativamente reciente la utilización del video como documento que sirva para escribir la historia de nuestro tiempo. En este campo nos encontraríamos las obras basadas en testimonios orales que construyen una contra-historia no centrada únicamente en los archivos. En muchos casos tales aportaciones han servido para recuperar la memoria de grupos sociales marginados o de los derrotados en un conflicto armado.[3]
Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que el cine desde hace mucho tiempo se considera como un elemento cultural fundamental, a través del cual se pueden captar tanto elementos de las vanguardias, o de cualquier otro período histórico, como rasgos sociales y políticos del momento en el que se realizaron las obras cinematográficas.
Objetivos.
Dentro del marco de la docencia la utilización del cine en el aprendizaje de la historia pretende:
- Acercar una serie de períodos históricos fundamentales al alumno.
- Demostrar la diferencia entre los hechos reales y la aproximación realizado por el cineasta.
- Relacionar lo proyectado tanto con el período histórico objeto de estudio como con el momento de realización del film.
- Conocer una serie de elementos cinematográficos básicos: estilísticos y técnicos.
- Potenciar la capacidad de relación y crítica del alumno.
- Despertar un vivo interés por el cine entre el alumnado a través de obras a las que no hayan tenido acceso.
[1] FERRO, M; Cine e historia. Barcelona, Ed. Gustavo Hill, 1989, pp. 27.
[2] FERRO, M; Historia contemporánea y cine. Ariel Historia, Barcelona, 1995, pp. 16
[3] Ibidem, pp. 17.