Fecha de publicación: Oct 20, 2011 10:29:32 PM
La Ruta Quetzal es un proyecto que se inicia en 1979 por el explorador, reportero y ex atleta Miguel de la Quadra-Salcedo. Se trata de un viaje de estudios que mezcla aventura y conocimiento. Todos los participantes, procedentes de muy diversos países, se convierten durante un mes en expedicionarios y recorren España y un país de Latinoamérica.
Para participar en la Ruta Quetzal debe realizarse un trabajo, que puede ser musical, plástico, histórico o literario, sobre uno de los temas propuestos, relacionados con el recorrido del viaje. Se premia la originalidad, tiene que ser un trabajo creativo y será corregido por expertos en el tema.
Yo obtuve la beca haciendo un trabajo plástico. De entre los temas que había elegí La aventura de Martínez Compañón en Perú. Escogí ese porque encontré los nueve volúmenes de acuarelas que el obispo Martínez Compañón había ido dibujando a lo largo de su viaje por la diócesis de Trujillo. Decidí hacer un juego de bolos en el que plasmaría las pinturas del Códice y después de varios meses de pintar, comprar material, leer libros y demás documentos, conseguí terminar el trabajo por el fui seleccionada.
Fotografía del juego de bolos.
Gracias a este proyecto, jóvenes de entre quince y diecisiete años tienen la oportunidad de visitar lugares de manera privilegiada, de aprender de los mejores expertos y de conocer otra realidad.
Como rutera sé que es mucho más que un viaje de estudios o una expedición. Es la aventura de convivir con gente muy distinta y es aprender de esta diversidad, aprender de las costumbres de cada país, aprender que hay formas muy distintas de ver las cosas y que cuando hablan del “ritmo lento de los latinos” están generalizando.
La Ruta es despertarse todas las mañanas con un: “El día que estabais esperando ha llegado por fin” y darse cuenta de que cada día Jesús Luna (director de campamento) tiene razón.
Es levantarse con las mismas ganas de siempre a pesar de que el cansancio va acumulándose y sonreír porque todos allí quieren aprovechar cada instante de ese día y de los que vengan después. La Ruta es esa vitalidad constante que hace que después de muchas horas de marcha se pueda bailar y cantar, ignorando las ampollas y demás dolores, junto a los titiriteros que siempre nos acompañan
Es saber que en todo momento hay gente dispuesta a ayudarte y que espera que ayudes tú también. Es esa solidaridad uno de los valores mejor transmitidos en este proyecto, se comparte todo, hasta el último trago de agua sabiendo que quedan varias horas hasta llegar al destino.
Subida encabezada por Jesús Luna (director de campamentos) a la ciudad prehispánica de
Kuélap (Perú), situada a 3.000 metros de altura. Foto de Ángel Colina, fotógrafo oficial de la Ruta Quetzal BBVA.
La Ruta Quetzal es un reto y es la ocasión para darse cuenta de que cuanto más se supera uno mayor es la satisfacción y de que todo se consigue, solo hace falta tener ilusión. Solo después de seis horas de andar te bañas en el agua congelada de la tercera catarata más alta del mundo como si fuera el Caribe.
Baño en la catarata de Gocta (Perú), situada en plena
selva amazónica, tras muchas horas de caminata.
Se trata de la tercera catarata más alta del mundo,
con 711 m. Foto de Ángel Colina, fotógrafo oficial de
la Ruta Quetzal BBVA.
Es ese “mejor mes de tu vida” del que hablan, un mes de viajar y aprender pero además, de ir construyendo una serie de amistades que duran mucho más de un verano.
Paula Pérez Zapico, alumna de la 18 E, promoción 2011-2012, ha tenido la gentileza de plasmar en este texto sus impresiones sobre esa increible experiencia que es la Ruta Quetzal.