Fecha de publicación: Nov 13, 2011 8:12:24 PM
El Médico es la obra más destacada del escritor estadounidense Noah Gordon. Fue publicada en 1986, y tuvo una gran acogida.
A pesar de tratarse de una novela de ficción, contiene muchos elementos históricos al estar contextualizada en la Baja Edad Media, durante el siglo XI. Narra la vida de Rob J. Cole, un inglés nacido en el seno de una familia humilde de la ciudad de Londres que aprenderá, a través de los numerosos viajes que realizará en su vida, el funcionamiento de una sociedad injusta y de religiosidad estricta y proselitista. Rob J. descubrirá con la muerte de sus padres, a sus nueve años, que posee el don de percibir la proximidad de la muerte por medio del tacto.
El comienzo del libro describe la infancia de Rob J., que pasó en Londres, una tierra de realengo, donde las libertades eran mayores que en los señoríos y se daba una cierta actividad económica gracias a los gremios que aparecieron en Inglaterra, antes que en otros lugares de Europa. El libro describe la sociedad de la época con detalle, y cómo se mantenía una humilde familia en las ciudades inglesas. El pueblo era inculto y analfabeto, pues solamente los monasterios conservaban los libros y los conocimientos. De este modo, las mujeres quedaban limitadas a las tareas del hogar y al cuidado de los niños, si conseguían marido. Si no era así, ingresaban en monasterios, (donde se les enseñaba teología, latín, a leer, escribir, y aprendizajes prácticos como bordar) o se dedicaban a trabajos de mala reputación. Los hombres ingresaban en gremios como aprendices de un oficio para ir ascendiendo con los años hasta llegar, si tenían suerte, a maestros. Ello queda reflejado a través de la figura de Nathanael Cole, padre de Rob. La historia describe una situación de crisis económica en la ciudad similar a la que se dio en España entre los siglos XIII y XIV. Las malas cosechas producidas por las condiciones meteorológicas, a las que estaban muy sujetas debido al arcaísmo de las técnicas agrarias de rotación trienal, carentes de técnicas de regadío o secano y a la agricultura de subsistencia propia de la época, habían generado el mal abastecimiento de las ciudades y la consecuente carestía y hambre. Por ello, el trabajo en los gremios disminuía y se veían obligados a subsistir como podían.
A la muerte de los dos padres de Rob, como era costumbre, el gremio de carpinteros al que pertenecía su padre se hizo cargo de los gastos del entierro y se repartió sus escasos bienes y a sus hijos. A todos, excepto al protagonista, que será acogido por Barber, un cirujano barbero que lo convertirá en su ayudante aprendiz. Así, Rob acompañará a Barber en sus viajes por toda Inglaterra montando espectáculos de malabarismos e historias alegres y canciones populares en las ciudades para atraer al público a su negocio, y aprenderá el oficio de cirujano barbero a través de la experiencia. La historia refleja así como se trataba y se diagnosticaba a los pacientes en la época, a menudo sin grandes resultados debido al profundo desconocimiento y a la falta de limpieza en las intervenciones quirúrgicas, que producían gangrenas e infecciones a los pacientes. Asimismo, refleja la religiosidad de la época, que impedía la evolución de la medicina y que obligaba a los especialistas a tratar con mucha cautela por miedo a ser acusados de brujería y quemados en la hoguera.
Ansioso por aprender más, Rob, ya adulto, viaja a Persia tras haber oído hablar del famoso médico y erudito Ibn Sina (Avicena), donde no se aceptaban cristianos, a pesar de haber sido instado a acudir a una universidad musulmana en el sur de España, en Toledo (antes de ser conquistado en el 1085), donde parecían estar más aceptados que en Persia, aunque no tanto como los judíos. Para poder estudiar en Persia resuelve en disfrazarse de judío, y viaja hasta allí en un carro cargado con sus pertenencias más valiosas. En este episodio se pone de manifiesto la lentitud y peligrosidad de los viajes medievales, debido a la carencia de rutas definidas y seguras. Por ello, los viajeros solían unirse a largas caravanas de comerciantes de modo que, yendo en grupo, estuviesen más seguros. Los judíos, tan rechazados en todos los lugares, tenían barrios judíos por toda Europa, en forma de pequeñas aldeas abiertas a otros viajeros judíos que se alojaban en ellas trabajando como cualquier otro habitante y acostumbrándose al ritmo de vida del lugar, los rezos,… Estaban dirigidas por el rabenu, el erudito más sabio del lugar. De este modo, el libro plasma numerosas costumbres judías como la forma específica de rezo,…
Caravana a Persia. Al fondo, las puertas del califato.
Cuando llega a la capital de Persia, Ispahán (situada en el actual Irán), Rob se jacta de la diferencia cultural y de organización del lugar. Del exotismo y la sociedad avanzada de Oriente. De su enorme variedad cultural. Existía un barrio judío y algunos barrios cristianos pequeños y de menor importancia, y eran integrados en la sociedad musulmana (más los judíos que los cristianos) a pesar de ser considerados dhimmis o dimníes. Cargada de religiosidad y fiel al Corán, paraba sus actividades a las horas de oración, cinco veces al día. Su sociedad veneraba a su Sha (Califa) y a personajes reconocidos por su erudición tales como Ibn Sina, Al Juzgani,… Sus altos estamentos sociales eran similares a la nobleza europea, pero carecían de señoríos feudales, aunque sí poseían tierras y esclavos. El Sha descrito en la novela es un hombre mujeriego y abusivo que disfruta de plenos derechos en su imperio. Aunque no poseía el poder judicial como los monarcas autoritarios de Europa, pues existían instituciones similares a los tribunales en que los Mullahs ejercían la jurisprudencia islámica o Fiqh, sí ejercía poder político y militar sobre su pueblo ayudado de un visir. Describe también unos privilegios otorgados por el Sha por alguna proeza realizada que llamaban Calaat, consistentes en tierras y riquezas además de consideración social: algo similar a un título nobiliario en Europa; sin embargo, sobre esto último, no he encontrado documentación. Asimismo el Sha tenía pleno poder sobre la ciudad de Ispahán, y gozaba de un derecho similar al Derecho de Pernada de los bellatores con las mujeres de todos los habitantes de la ciudad.
Rob ingresará en la madraza de la ciudad, una Universidad de Medicina (basada en la universidad medieval de Azudi en Bagdad) donde se impartían asignaturas de todas las ramas de conocimiento, pues no se otorgaba el título de médico o Hakim a un hombre que no supiese Filosofía y Teología islámica, con todas las leyes del Corán y sus interpretaciones. Sus libros procedían de la Escuela de Traductores de Bagdad, y el aprendizaje de los alumnos se completaba en el maristán (hospital precario de la época medieval de territorios musulmanes) donde aprendían a tratar pacientes en la práctica. Cuando los profesores lo consideraban oportuno, llamaban a cada alumno a presentarse a un examen de los tres pilares de conocimiento estudiados durante años, poniendo a prueba su estudio y asimilación de conceptos por tres eruditos musulmanes: un médico, un filósofo y un religioso. Los eruditos estudiaban todos los campos de conocimiento, y teorizaban y escribían a cerca de todos, del mismo modo que ocurría en la Antigua Grecia.
Instrumental quirúrgico medieval, de origen musulmán.
A pesar de la riqueza cultural de Persia y el florecimiento intelectual que allí se daba, también existía una cierta limitación causada por la religión islámica, que se elevaba como verdad absoluta e innegable por encima de cualquier ciencia. De este modo, las mujeres iban tapadas con velo y se convertían en esclavas de sus maridos, brutalmente asesinadas en caso de infidelidad o traición. Las ciencias se veían frenadas por no poder contradecir las escrituras, por ejemplo la anatomía interior del cuerpo se intuía que era idéntica a la del cerdo, pero no se había comprobado debido a la prohibición de abrir seres humanos para ver su interior, pues se consideraba que debían mantenerse intactos para que, llegado el Juicio Final, estuviesen enteros para acudir a la llamada de Alá. Además, la prohibición de la representación de imágenes humanas, frenaba a menudo el conocimiento de la medicina, obligado a impartirse a través de descripciones.
La novela narra también un brote de peste en Oriente, y cómo el sha, siguiendo las indicaciones de Ibn Sina y de los médicos de alta consideración social, ordenó que se cerrase la ciudad y se estableciese un cordón sanitario para evitar la expansión de la epidemia (lo cual será inevitable para Europa en el siglo XIII, cuando las ratas de un barco de comerciantes contagien a los europeos y originen una pandemia que hizo menguar la población y que, sumada a otros factores, creó una crisis demográfica, económica, política y social en todo el continente). Asimismo ordenará el envío de médicos para frenar la enfermedad y ayudar a la población de aquellas ciudades. Rob será uno de los médicos enviados y se verá obligado a enfrentarse a una enfermedad casi desconocida en la época y carente de cura.
También describe una campaña militar dirigida por el sha hacia la India, con el fin de aumentar su espacio y poder y controlar también el mercado de las especias tan próspero que allí se daba. En el ejército, las élites iban montadas en elefantes, los estamentos medios en camellos y el resto a pie. Había arqueros y fuerzas de choque armados con cimitarras, espadas muy distintas a las europeas: de hojas largas, curvas y con un solo filo, similares a los sables pero de mayor longitud, ligereza y elegancia. Además los acompañaba un grupo de médicos que se dedicaban a curar a los heridos de guerra y a los enfermos afectados por las pésimas condiciones en que el sha mantenía a sus soldados.
Juego del Sha, ajedrez primitivo que los Califas empleaban como entretenimiento y ayuda para los planes de guerra.
A su regreso a Inglaterra, Rob abre una consulta en Londres y comprueba en una reunión de médicos, que la idea de crear un hospital ya había aflorado en Europa, gracias a la influencia musulmana que se transmitió desde Al-Ándalus, y, tras su caída en el 1036 desde los reinos de Taifas. Sin embargo, dicha idea se consideraba ridícula en los reinos cristianos europeos.
Acusado de judío y falso converso, es llevado ante la Santa Inquisición. Su huida impide que, por falta de testigos a su favor (debido a la inexistencia de la presunción de inocencia y a la obligación del acusado a probar su inocencia), le sometan a una ordalía, viéndose obligado a aguantar agua fría, agua caliente, hierro incandescente o pan consagrado habiendo sido rociado previamente con agua bendita. Si su cuerpo resultaba ileso tras la tortura, significaría que Dios le había protegido y que por tanto, era inocente. De lo contrario, seria sometido a pena de muerte o a una pena menor.
El Médico es una novela llena de historia y cultura, un relato apasionante que nunca pierde la intriga. Recomendaría esta obra a cualquier lector, pues con ella he aprendido innumerables conceptos de otras culturas. Leerlo ha sido como retroceder en el tiempo y viajar recorriendo Eurasia para recopilar imágenes de la cultura medieval.
Esta magnífica reseña, con relaciones históricas relativas a lo estudiado en clase y un gran interés por la literatura y el pasado, ha sido realizada por la alumna de la 18E Ana Peñaranda.